​​​​Jose Maria Sebastiá Perez

Quizás estarás preguntándote querido lector, que hace este vídeo en una web como esta,

o en un articulo sobre la Excelencia, es muy sencillo, 

cuando me disponía a escribir sobre la Excelencia,

no he podido evitar su recuerdo.

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No he conocido un testimonio de vida,
de amor, valentía, serenidad, paz y  fe,

tan grade como el de

 Omayra Sanchez.

He de confesarte que su impacto esta en mi y estará, supongo el resto de mi vida,  su recuerdo,
me da la esperanza, de que nuestra especie no es un fracaso, que la vida, tiene de verdad un sentido. 

Si tuviera que catalogarla, no podría aplicarle el adjetivo de Excelencia, sino el de HUMANIDAD.



El de una Humanidad, completa y con Mayúsculas



Bien, partiendo de este recuerdo, voy al articulo:



Son muchos los ejemplos de logros y éxitos, que he visto en mi vida,
grandes empresas, directivos o profesionales, que alcanzaron grandes metas,
prestigio, posición, dinero etc.

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Pero esto en la mayoría de los casos,
poco o nada tiene que ver con la Excelencia.



A mi modo de ver, la Excelencia tiene como objetivo primordial el bien común, la armonía con el entorno.

Sin duda, busca la Excelencia ser legado, valor trasmitido a próximas generaciones,

no se guarda nada para si misma, es por tanto enseñanza y sabiduría,

independientemente del éxito social o económico,

que conlleve la tarea.

Con este espíritu, podemos encontrar casos de Excelencia en todos los ámbitos de la vida,
desde un carpintero a un maestro, desde un alto ejecutivo a una ama de casa o un religioso.



Es sin duda la Excelencia, un espíritu de hacer y de ser,
que impulsa la conciencia y la evolución del ser humano.





Para mi, la Excelencia, es la sal de la tierra.